Un día junto a un grupo de amigos coincidimos en una tarde de juegos, disfrutamos mucho en la mesa de hockey y entre risas y una larga conversación, este día marco algo especial despertando un sentimiento diferente al que veníamos compartiendo como buenos amigos, desde esa tarde iniciamos una comunicación más cercana y frecuente por medio de mensajes durante todo el día y una rutina de llamadas por la noche que después de varios meses nos llevo a descubrir que teníamos una conexión especial que nos permitió iniciar un noviazgo que marco nuestra juventud con muchos momentos llenos de alegría, diversión, aventuras, travesuras y emociones convirtiéndonos así en en los mejores cómplices; sin embargo, después de un año por motivos familiares y profesionales, tomamos caminos diferentes y finalizamos la relación.

Como la aventura es parte de esta relación decidimos que debíamos surcar los cielos por medio del vuelo en parapente, su mejor amiga estaba por cumplir años y Belkin expuso que era un excelente regalo y que aprovecháramos para hacerlo juntos, esta amiga se convirtió en mi cómplice para organizar todo.

Al llegar a la Montaña de la Villa de San Francisco, los instructores los también mis cómplices, indicaron que el primer vuelo seria de 2 personas por lo decidimos hacerlo como pareja para vivir la experiencia al mismo tiempo.

Los nervios de ambos eran parte de la adrenalina y para motivar a Belkin, yo realice primero el despegue; fue increíble estar volando sobre las vistas espectaculares de nuestros país, pero la emoción por lo que estaba a punto de hacer eran cada vez más fuertes; A los pocos minutos de mi salida Belkin ya estaba también volando, el instructor la entretuvo muy bien mientras mis cómplices y yo coordinábamos la logística de lo que sería mi muestra de amor para ella.